lunes, 15 de septiembre de 2008

TIEMPO PERDIDO


Es aquel en el cual no nos entusiasma ya nada, ni disfrutamos tampoco de nada, ni amamos a nadie.

¿Tiempo perdido? Aquél en el cual cruzamos por un lugar o un momento, sin tener plenamente conciencia de ello por estar siempre añorando al otro tiempo: al ya muerto, o preocupándonos por aquél que aún no ha nacido.

¿Tiempo perdido? Aquél en el cual no se aprende ya nada, ni damos nada, ni esperamos nada de nadie; aquél que construimos con mil esperanzas amortajadas o tan sólo un intento fallido.

¿Tiempo perdido? Aquél en el cual nos culpamos de todo, odiamos a todos y sufrimos de todo, permitiendo que un miedo tonto o un abrupto enojo nos convierta en un individuo vencido.

¿Tiempo perdido? Aquél que, de repente y sin darnos cuenta, ya se ha ido por guardar avariciosamente una espontánea sonrisa, un dulce "te quiero", un esperado perdón o un olvido.

¿Tiempo perdido? Aquél en el cual decidimos guardar tras un viejo armario el respeto a los demás o a nosotros mismos y en el que, además, cínicamente gritamos: "¡que bien a mí me ha ido!"

¿Tiempo perdido? Aquél que se aparece en el umbral de nuestra muerte y al cual le echamos la culpa de todo lo que fallamos o de la mala suerte, en vez de reconocer que a Dios lo pusimos siempre de lado y en un lugar escondido.

¿Tiempo perdido? Aquél que, tú y yo, permitamos que siga fluyendo sin mayor conciencia, amor o esfuerzo, evitando de esa forma que nuestro ser pueda al cien por ciento vivirlo.

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