"Dios nos dio una boca y dos oídos, para hablar menos y escuchar más; por ello, nos dice: Escuchen y entiendan, lo que sale de la boca es lo que hace impura a la persona, porque procede del corazón y de el emanan los malos o buenos sentimientos"
Una de las armas más peligrosas que existe es la lengua, con ella se puede hacer demasiado daño y hasta llegar destruir a alguien tan solo con las palabras; porque es común en los seres humanos, decir cosas sin recapacitar, sin importar lo que sea, ni el lugar, ni el momento y mucho menos las consecuencias que puedan venir de ello dejándose tan solo llevar por impulsos o sentimientos; por eso hay que pensar muy bien antes de hablar.
Se dice muchas veces lo que se escucha, lo que se cree ver o aquello que se supone así es, aunque no exista seguridad; es más cómodo señalar, hablar de los demás, dar opiniones sin conocer realmente lo que vive o su realidad y mucho menos sin tener en cuenta el efecto que puedan tener esas palabras o lo que pueda causar.
Al "arte" de hablar del otro se le llama comúnmente "Chisme", este es acogido y asumido por la sociedad, sin distinción de rezo, edad, cultura o condición social; hay quienes con él se entretienen, ocupan o divierten; ya que es más fácil y cómodo reírse, criticar, ser espectadores de lo que otros padecen; y más que preocuparse realmente por su realidad les interesa saber detalles a profundidad, para tener algo más que decir u opinar, quizás tal como es, o si es
posible agregándole o quitándole según la propia conveniencia o parecer.
Otros de tanto hablar, solo repiten, nada nuevo dicen, algunos inventan tanto que hasta ellos mismos se lo creen, hacen lo que sea para convencer a la humanidad, de que tienen la razón y que son poseedores de la verdad.
Es la prudencia uno de los valores más difíciles de encontrar, parece a veces imposible hallar en el mundo, un corazón en el cual descansar, que esté siempre abierto a recibir que sepa acoger lo que ve y lo que escucha, y guardar todo sigilosamente con fidelidad; porque no compete hablar del otro, ni decir aquello que se llega a saber por coincidencia o porque alguien se atrevió a confiar; quien es prudente inspira confianza, demuestra madurez y cordura, y posee
en sí mismo un valor interior que lo hace convertirse en un buen amigo, en alguien en quien se puede fiar.
Hay palabras que hieren, otras que matan, destruyen y atacan la dignidad; pero también hay palabras de consuelo, que expresan sentimientos de amor y amistad; por eso es mejor no hablar por hablar, ni decir cosas sin pensar, porque quizás podemos hacer daño o traicionar la confianza que han depositado en nosotros los demás; pensemos muy bien lo que vamos a decir y dejémonos de tanto bla bla bla.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
Una de las armas más peligrosas que existe es la lengua, con ella se puede hacer demasiado daño y hasta llegar destruir a alguien tan solo con las palabras; porque es común en los seres humanos, decir cosas sin recapacitar, sin importar lo que sea, ni el lugar, ni el momento y mucho menos las consecuencias que puedan venir de ello dejándose tan solo llevar por impulsos o sentimientos; por eso hay que pensar muy bien antes de hablar.
Se dice muchas veces lo que se escucha, lo que se cree ver o aquello que se supone así es, aunque no exista seguridad; es más cómodo señalar, hablar de los demás, dar opiniones sin conocer realmente lo que vive o su realidad y mucho menos sin tener en cuenta el efecto que puedan tener esas palabras o lo que pueda causar.
Al "arte" de hablar del otro se le llama comúnmente "Chisme", este es acogido y asumido por la sociedad, sin distinción de rezo, edad, cultura o condición social; hay quienes con él se entretienen, ocupan o divierten; ya que es más fácil y cómodo reírse, criticar, ser espectadores de lo que otros padecen; y más que preocuparse realmente por su realidad les interesa saber detalles a profundidad, para tener algo más que decir u opinar, quizás tal como es, o si es
posible agregándole o quitándole según la propia conveniencia o parecer.
Otros de tanto hablar, solo repiten, nada nuevo dicen, algunos inventan tanto que hasta ellos mismos se lo creen, hacen lo que sea para convencer a la humanidad, de que tienen la razón y que son poseedores de la verdad.
Es la prudencia uno de los valores más difíciles de encontrar, parece a veces imposible hallar en el mundo, un corazón en el cual descansar, que esté siempre abierto a recibir que sepa acoger lo que ve y lo que escucha, y guardar todo sigilosamente con fidelidad; porque no compete hablar del otro, ni decir aquello que se llega a saber por coincidencia o porque alguien se atrevió a confiar; quien es prudente inspira confianza, demuestra madurez y cordura, y posee
en sí mismo un valor interior que lo hace convertirse en un buen amigo, en alguien en quien se puede fiar.
Hay palabras que hieren, otras que matan, destruyen y atacan la dignidad; pero también hay palabras de consuelo, que expresan sentimientos de amor y amistad; por eso es mejor no hablar por hablar, ni decir cosas sin pensar, porque quizás podemos hacer daño o traicionar la confianza que han depositado en nosotros los demás; pensemos muy bien lo que vamos a decir y dejémonos de tanto bla bla bla.
Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.
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