Hay en muchos rincones del
mundo miles de limosneros escondidos, elegantes y con techo, pan y vino pero,
carentes de amor y sintiéndose por dentro vacios…
Mendigos que sienten
vergüenza de admitir que aunque tienen todo lo material, viven en la pobreza
espiritual y se sienten frágiles como niños…
Mendigos de un abrazo, de un
consuelo, de un beso y una mirada…
Mendigos que darían todo lo
que tienen por encontrar el verdadero
amor o hallar dentro de sus familias, la paz y el calor del hogar…
Madre que imploran la
atención de sus hijos, abuelos olvidados, niños y jóvenes que aunque lo tienen
todo, se sienten abandonados por sus padres…
¿Cuántas veces hemos pasado
por al lado de mendigos de amor y ni siquiera nos hemos dado cuenta, los hemos
ignorado?...
¿Cuántas veces hemos juzgado
mal a las personas que hacen lo que hacen, porque están hambrientos de ternura
y afecto?...
Quizá alguna vez, tú o yo
nos hemos sentido carentes de cariño y anhelamos que alguien nos ame de tal
forma, que nos devuelvan la ilusión, lográndose fortalecer nuestro corazón…
Son esos momentos en que
hemos perdido lo que hemos querido o simplemente, no hemos encontrado lo que
tanto anhelamos. Nos sentimos solos o deprimidos…
Seamos de aquellos que son
capaces de brindar a todos amor y amistad…