martes, 9 de septiembre de 2008

AMOR POR ODIO


Un hombre de Morelia, caminando a la par del padre Castillo, el gran amigo de los pobres, le grito bruscamente: ¡Te odio! -Y yo– le respondió el humilde sacerdote -¡si supieras cuanto te amo!-

Si nos dejamos llevar por los primeros impulsos, fácilmente cometeremos un error.

No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo.

Quien no se venga no es un cobarde, al contrario, se necesita mucha valentía para no responder con la misma moneda y ser capaz de detener la espiral de la violencia.

Tarde o temprano llega el castigo al que vive en la maldad. Ya llegará el tiempo en que verás arruinados a los que arruinaron la tierra, pues el que hiera mortalmente a cualquier ser humano, morirá.

En lugar de la venganza, es mejor acercarse al otro, ir donde el hermano y darle un abrazo. Esto es lo que manda Jesús. Han oído que se dijo: ojo por ojo y diente por diente. Pues yo les digo: no resistan al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla, vete con el dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Amar a los amigos es fácil, eso lo hacen también los paganos. Para ser hijos de Dios, hay que amar a los enemigos, orar por los que persiguen y ser perfecto como El, que hace salir el sol sobre malos y buenos.

A la violencia se la vence con la no violencia, no con la fuerza bruta. San Pablo nos enseña cómo tratar al que nos ha ofendido. Bendigan a los que les persiguen, no maldigan. Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos, antes al contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber. No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien.
No es fácil vencer el mal con el bien; sólo los que se apoyan en Jesús y cuentan con la gracia de Dios, pueden hacerlo.

Pero todos estamos convencidos de que es la única forma de acabar con la violencia.

Al enemigo se le puede destruir de dos maneras, una es matándolo y la otra es haciéndolo amigo.

¿Quién iba a decir que un hombre tan pequeño como Ghandi, no usando la violencia, sería capaz de doblegar al imperio Británico?

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