jueves, 11 de septiembre de 2008

HE OLVIDADO LAS COSAS SIMPLES


He olvidado las cosas simples, como decir hola y sonreír, mirar, a través de las vidrieras y buscar golondrinas de verano, tomar los parques de la mano, y vestirme de muselina blanca, así transparente como el aire.

He olvidado el olor de la mañana, el chocolate y su espuma, del cielo de colores, y ese empezar del día con alas y canciones. Vuelvo a sentir la tentación, de mirar a los hombres, descubrir que tienen pasos largos, una barba de sueños, que pueden inventarnos palabras como arrullos, y ser una luz placentera entre los poros.

Vuelvo a encontrar, esa dulce pereza, de entretener el ocio con gaviotas, un castillo que trepe hasta mi alma, y ese violín, detenido en una nota larga, vibrante, elástica, como una piel enamorada.

Quiero el agua del grifo, verla correr, dejar que dance su humedad en mis manos, el olor del jabón y esa espuma que hace globitos, y me tienta a imaginar planetas transparentes, con hombrecitos pequeños, de orejas largas y pupilas moradas.

La noche, la noche es una cama con almidón de sueños, y un amor, con sonrisa vertical que me acompaña.

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