martes, 9 de septiembre de 2008

ÉL NO LO RECUERDA


Había un hombre maduro de 41 años llamado Juan, que un día me dijo que había cargado consigo y mantenía en secreto un pesada carga por un error cometido hacía muchos años atrás. Cuando tenía 21 años había cometido el "grave error".

A nadie nunca se lo había compartido, pero sus amigos mas cercanos sabían que él se había arrepentido. Aún así, el llevaba el gran peso de la falta de perdón a si mismo, que no podía comprender la raíz de su situación. Su carga era pesada y vivía su falta aún que en muchas ocasiones se había enfrentado con las enseñanzas bíblicas sobre el perdón, el arrepentimiento y la libertad que eso nos trae. El lo sabía, pero entendía que esa verdad no le era suficiente a él.

Una mujer anciana que el conocía, compartía en su iglesia sobre algunas visiones donde Dios le hablaba directamente a ella. Algunos escépticos de sus declaraciones entre ellos Juan, le pidió lo siguiente: La próxima vez que le hable a Dios, podría usted preguntarle a El, cual fue el error que yo cometí hace años? La anciana le dijo con gusto que lo haría. Pasados los días, ella se encontró con Juan y éste le preguntó: "¿La visitó Dios estos días pasados?" -Ella le dijo que si-

"¿Y usted le preguntó que error había yo cometido?" –Si- Le dijo ella. "¿Y que le contestó Dios?"

Ella le respondió: -Me dijo que no lo recordaba, porque Él borra la falta y perdona el crimen; no se encierra para siempre en su enojo, sino que le gusta perdonar. Se compadece de nosotros y pisotea nuestras faltas. Tira al fondo del mar todos nuestros pecados. El es ternura y compasión, lento a la cólera y lleno de amor. No nos trata según nuestros pecados ni nos paga según nuestras ofensas. Cuanto se eleva el cielo sobre la tierra tan alto es su amor con los que le aman. Como el oriente esta lejos del occidente Así aleja de nosotros nuestras culpas. Como la ternura de un padre para con sus hijos así es la ternura del Señor para los que lo aman. Pues Él sabe que fuimos formados del polvo. Que lo sentía mucho, pero ese terrible error del que tú te has arrepentido, para Él ya no existe.

Probablemente tú estas llevando una carga pesada de hace años o tiempo atrás. No has encontrado la verdadera libertad que una confesión en arrepentimiento delante de Dios te puede dar. Es necesario entender que no hay error por más
grande que este sea, que Dios no pueda perdonar y una vez confesado y no nunca lo recordará.

Nosotros debemos perdonarnos de la misma forma. Solo hace falta estar genuinamente arrepentido (Un arrepentimiento genuino, simplemente es desear no volver a cometerlo y asegurarse de hacer algunos cambios para no volver a cometerlo), y una vez hecho esto, deshacernos de la carga. Tal vez lo recordarás de vez en vez pero no te será una carga pesada.

No tiene sentido llevar una vida sin perdón, sin perdonarse uno mismo. Una vida así, es una vida llena de amargura, sinsabores y desgracia. Al ir viviendo de esa manera, con el tiempo el corazón se endurece y lo que era una carga se hace
parte de nosotros mismos, vamos viviendo con un sobrepeso que no se ve, pero se siente en lo mas profundo del corazón.

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