jueves, 21 de agosto de 2008

SI UN MAESTRO FUERA UN PERRO


Correr al encuentro de alguien que amas cuando llega a casa. Nunca perderte una oportunidad de salir a pasear en automóvil. Darte la oportunidad de experimentar el viento fresco en tu rostro.

Mostrarle a los demás, cuando están invadiendo tu territorio. Tomarte una siestecita al mediodía y estirarte antes de levantarte. Correr, brincar y jugar todos los días.

Intentar llevarte bien con tu prójimo y dejar que las personas te toquen. No morder cuando un simple gruñido resuelve la situación. En días calurosos, detenerte para rodar en el pasto, beber muchos líquidos y acostarte bajo la sombra de un árbol.

Danzar y balancear todo tu cuerpo cuando estás feliz. Sin importar las veces que alguien te lastime, regresar y hacer nuevamente las paces, sin sentirte culpable. Aprovechar el placer de una larga caminata.

Alimentarte con gusto y entusiasmo. Comer solo lo suficiente. Ser leal.

Nunca pretender ser lo que no eres. Y lo MÁS importante de todo.

Permanecer silencioso cuando alguien está nervioso o triste, quedándote cerca para mostrarle que tu estás allí para consolarlo.

¡LA VERDADERA AMISTAD NO ACEPTA IMITACIONES!

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