domingo, 2 de marzo de 2014

MANDAMIENTOS PARA UNA VEJEZ FELIZ

Cuidará tu imagen todos los días. Vístete bien, arreglate como si fueras a una fiesta. "Que más fiesta que la vida"



No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación. Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario. Saldrás a la calle y al campo de paseo. El agua estancada se echa a perder y la máquina inmóvil se enmohece.



Amarás al ejercicio físico como a tí mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable, ejercicios de yoga o cualquier tipo de ejercicio físico.



Evitará actividades y gestos de viejo derrumbado, nada de cabezas gachas, espaldas encorvadas, pies arrastrándose. NO, que la gente te diga un piropo cuando pasas.



No hablarás de vejez, ni te quejarás de tus achaques. Con ello acabarás por creerte más viejo y enfermo de lo que en realidad estás. Además te dejarán solo, porque nadie quiere estar oyendo historias de hospital. Deja de autoproclamarte viejo y considerarte un enfermo.



Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas. Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo en los juicios, ten buen humor en las palabras, sé alegre de rostro, amable en los ademanes. Se teiene la edad que se ejerce. La vejez no es cuestión de años, sino es cuestión de estado de ánimo.



Serás útil a tí mismo y a los demás. No eres un parásito ni una rama desgajada voluntariamente del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible y siempre que puedas, ayuda a los demás, ayudalos con una sonrisa, con un consejo o con un servicio.



Mantendrás ocupadas tus manos y tu mente. La actividad es la terapia infalible. Has cualquier actvidad laboral o artística.



Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego, las del hogar, integrando a todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con todas las edades: niños, jóvenes y adultos, un perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás el corazón a los más amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente tan viejos como tú.



No pensarás que todo tiempo pasado fue mejor. Deja de estar condenando y maldiciendo este momento. Alégrate de poder ser parte del hoy mismo y de las cosas lindas y nuevas que en aquellos tiempos no podías imaginar. 

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