viernes, 28 de febrero de 2014

LOS PROBLEMAS DE MI TÍA



 Mi tía tenía muchos problemas.
                 
 Había Estado ganando peso y perdiendo pelo.
                 
No dormía, se mordía las uñas y rechinaba los dientes.
                 
Era irritable, gruñona y amargada. Hasta que un día, de pronto, ella cambió.
                 
La situación estaba igual, pero ella era distinta.
                 
"Vieja-dijo su marido- llevo tres meses buscando trabajo y no he encontrado nada, voy a echarme unas cheves con los amigos." -Ah! okey, contestaba mi tía.
                 
-Ya encontrarás.
                 
"Mamá, -dijo mi primo- troné todas las materias en la facultad."
                 
-Ah! okey. -Respondió mi tía. -Ya te recuperarás y si no, pues repites el semestre.
                 
Pero te lo pagas tú. "Mamá- dijo mi prima- Choqué el carro." -Ah! okey. -Suspiró mi tía. -llévalo al taller, busca como pagar y por lo pronto muévete en camión.
                 
"Nuera- llegó diciendo su suegra, que siempre la fustigaba, con veliz en mano, -vengo a pasar unos meses con ustedes." 

Ah, okey. -dijo mi tía. -Acomódese en el sillón y agarre unas cobijas del clóset de blancos.
                 
Todos se reunieron preocupados al ver estas "no reacciones" de mi tía. Sospechaban que hubiera ido al médico para que le recetara unas pastillas de Vale madrina de 1000 mg.                   

Y que seguramente también estaría ingiriendo una sobredosis. 

Por lo que propusieron hacer una "intervención" a mi tía para alejarla de cualquier posible adicción que tuviera hacia algún medicamento anti-encabritamiento.
                 
Pero cuál fue su sorpresa, que cuando se reunieron en torno a ella mi tía explicó: "Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que cada quien es responsable de su vida, me tomó años descubrir que mi angustia, mi mortificación, mi depresión, mi coraje, mi insomnio y mi estrés, no solo no resolvían sus problemas sino que agravaban los míos.
                 
Yo no soy responsable de las acciones de los demás, pero sí soy responsable de las reacciones que yo tenga ante ellas.
                 
Por lo tanto, llegué a la conclusión de que mi deber para conmigo misma es mantener la calma y dejar que cada quien resuelva lo que le corresponde.  He tomado cursos de yoga, de meditación, de Milagros, de Desarrollo Humano, de Higiene Mental y de Programación Neurolingüística...y hay un común denominador, finalmente todos conducen al mismo punto...ese es, que yo solo puedo tener injerencia sobre mi misma; ustedes tienen todos los recursos necesarios para resolver su propia vida.                  
                
Yo solo podré darles mi consejo si acaso me lo pidieran y de ustedes depende seguirlo o no.
                 
Así que de hoy en adelante yo dejo de ser el receptáculo de sus responsabilidades, el costal de sus culpas, la lavandera de sus remordimientos, la abogada de sus faltas, la depositaria de sus deberes, o su llanta de refacción para cumplir sus responsabilidades.
                 
Los declaro a todos adultos independientes y autosuficientes."

Todos se quedaron mudos.
                 
Ese día la familia comenzó a funcionar mejor...Porque cuando mamá está bien, todos en la casa saben lo que le toca hacer a cada quien.

¡Envejecer es  obligatorio, crecer es opcional!..

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