miércoles, 5 de marzo de 2014

EN EL CAMINO

En el camino aprendí que llegar alto no es crecer. Ni que escuchar es oír. Que mirar no siempre es ver. Ni lamentarse es sentir. Ni acostumbrarse es amar.



En el camino aprendí que andar solo no es soledad. Que la cobardía no es paz, ni se es feliz por solo sonreír. Y peor que mentir es silenciar la verdad.




Aprendí que puede un sueño de amor, abrirse como una flor y come esa flor morir… Pero en su breve existir, es todo aroma y color.




El camino me enseñó que la humildad no es sumisión. La humildad es ese don que puede confundir. No es lo mismo ser servil que ser buen servidor.




Cuando vayan mal las cosas, como a veces suele suceder. Cuando ofrezca tu camino solo cuestas que subir. Cuando tengas poco haber y mucho que pagar y precises sonreír aún teniendo que llorar. Cuando el dolor te agobie y no puedas ya sufrir… Descansar acaso debes, pero nunca desistir.




Cuando todo esté peor, más debemos de insistir. Aprendí en mi largo camino que los amigos son: para el frío abrigo. Para la oscuridad, la luz. Para el miedo, refugio. Para la adversidad, esperanza.

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