Hay que aceptarlos
con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad.
No es que se van… es
que la vida se los lleva. Yo no eres tú, su centro.
Ya no eres el
propietario, eres el consejero.
No dirijas… acepta.
No mandes… acompáñalos. No proyectes… respétalos.
Ya necesitan otro
amor, otro nido y otras perspectivas.
Ya les crecieron las
alas y quieren volar…
Ya buscaran un amor,
que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y
bajas del camino, que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que
quieren conseguir.
Ya no les caben sus raíces
en tu maceta…
Quieren crecer en
otra dimensión…
Quieren enfrentar el
viento de la vida, a la sombra de otro amor.
Tiene ahora enfrente
de ellos otro camino y quieren explorarlo.
Tú te quedas en el
nido que les construiste…
Mueve tu pañuelo para
despedirlos, reza una oración que los siga…
Disfruta de tu hijos
mientras puedas… pero déjalos ir.
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